El vicepresidente primero, Joaquín Juste, y el diputado delegado del Museo, Juan Carlos Gracia Suso, han visitado los primeros trabajos de restauración

El Museo de Teruel realiza una importante labor en favor de la cultura de nuestra provincia mediante la exposición permanente que puede visitarse a lo largo de todo el año en sus dependencias en la plaza Fray Anselmo Polanco de la capital, gracias también a las exposiciones temporales que se ponen en marcha en el centro cultural de la Diputación Provincial de Teruel y también mediante la labor investigadora y arqueológica que está dando sus importantes frutos en emplazamientos como Sarrión.

Para que los numerosos vestigios del pasado que posee y alberga el Museo de Teruel, tanto en su sede como en las naves del Polígono la Paz, estén en las mejores condiciones posibles, desarrolla una labor constante y continua de restauración y rehabilitación para su mejor conservación y para evitar los daños que el paso del tiempo provoca en ellos. Unas piezas en muchos casos tremendamente delicadas que exigen unas condiciones muy concretas y unas labores muy específicas para que siempre se encuentren en un estado óptimo.

Dentro de ese proceso que desarrolla el Museo de Teruel, desde esta semana y durante los próximos dos meses y medio se va a acometer la restauración de los mosaicos de Calanda, ubicados en la cuarta planta, para garantizar su conservación y mejorar su presentación al público. Así lo han anunciado este jueves el vicepresidente primero de la Diputación Provincial de Teruel, Joaquín Juste, el diputado delegado del Museo, Juan Carlos Gracia Suso, y el director y restauradora del centro, Jaime Vicente y Pilar Punter, que han precisado que la actuación la va a acometer la empresa Artyco y cuenta con un plazo de ejecución de dos meses y medio.

Con esta intervención se pretende plantear la revisión de las soluciones adoptadas en su momento para la reintegración de las lagunas o pérdidas de material original que presentaba el conjunto, algunas de grandes dimensiones, como es el caso del mosaico de la tercera estancia con forma de exedra, así como en la reintegración cromática o la colocación de los distintos fragmentos. Todo ello para seguir haciendo de este enclave ubicado en la cuarta planta del Museo uno de los principales y más destacados de toda la visita.

Tal y como ha asegurado el vicepresidente primero de la Diputación Provincial de Teruel, Joaquín Juste, “tan importante o más que poner en marcha propuestas culturales
interesantes está la conservación de los numerosos restos que alberga el Museo en todas sus instalaciones” porque “tenemos la responsabilidad y el compromiso de velar por ellos, conservarlos en su mejores condiciones y potenciar su conocimiento y difusión para mostrar a los turolenses y a las numerosas personas que acuden a nuestras instalaciones la rica historia de nuestra provincia”.

Para conseguir ese objetivo, el diputado delegado del Museo de Teruel ha dado una importancia capital a las naves ubicadas en el Polígono de La Paz “que nos posibilitaron albergar todas nuestras colecciones en unas condiciones óptimas y acordes al siglo XXI en el que nos encontramos”. Unas instalaciones que se pusieron en marcha en el año 2015 con la anterior Corporación provincial y que, en palabras de Gracia Suso, “evidencian la notable importancia que concedemos al Museo y a a cultura”.

Si no fuera por el trabajo que de manera constante realiza todo el equipo del Museo, por su labor expositiva, investigadora y también conservadora, el centro cultural gestionado por la Diputación Provincial de Teruel no ocuparía hoy el lugar de privilegio que posee entre los emplazamientos que bien merecen una visita por parte de los turistas y también de todos los turolenses”, ha recalcado Gracia Suso.

Criterios de actuación

Por su parte, Jaime Vicente ha recalcado que los trabajos que comienzan esta semana dan cumplimiento “a una de las funciones básicas de la institución como es la conservación permanente de sus colecciones y la actualización de los criterios de presentación al público”.

En el caso concreto de los mosaicos procedentes de “El camino de la Vega de Albalate”, éstos fueron instalados en la sala actual en el momento de la inauguración de la sede del Museo en sus dependencias presentes, allá por el año 1987. “Desde entonces se han llevado a cabo intervenciones puntuales realizadas por el personal técnico del Museo y de su departamento de Conservación y Restauración, con la finalidad de solventar algunos problemas mecánicos originados por el propio envejecimiento de los materiales, pero también para resolver alguna incidencia aislada motivada por la acción involuntaria del público que lo visita”, ha detallado.

Ya en lo que concierne a la actuación que se va a extender durante los dos próximos meses y medio, la restauradora del Museo, Pilar Punter, ha precisado los criterios de actuación que van a guiar todo el proceso y que se basarán en “la mínima intervención, la máxima reversibilidad de todos los tratamientos y productos aplicados, la preservación y respeto de todos los elementos originales, el estudio histórico y documental de apoyo para el conocimiento de todos los aspectos relacionados con la obra desde su origen, la documentación completa de todos los métodos y materiales utilizados durante el proceso de intervención y el respeto a la integridad estética, histórica y física de la obra”.

Teniendo en cuenta estos aspectos y las particularidades circunstancias de los mosaicos de Calanda, así como el estado de conservación actual, las intervenciones concretas que se van a acometer son las siguientes:

  • Limpieza generalizada en seco realizada por medio de brochas y aspiradora, con el fin de retirar el polvo y las partículas ajenas depositadas en superficie.

  • Retirada del antiguo barniz protector envejecido (goma laca) que con el tiempo se ha oxidado y por ello presenta una superficie amarilleada.

  • Limpieza y retirada de los carbonatos presentes en algunas partes de los mosaicos. Se calibrará la dureza y el grosor de los mismos para su eliminación, que preferentemente se hará por medios mecánicos.

  • Estudio de la posibilidad de poder modificar los problemas de alineación detectados en la cenefa del lado izquierdo de la segunda estancia.

  • Las grietas de los morteros de las juntas de unión entre los diferentes fragmentos en los que se dividió el mosaico para su arranque y tratamiento, se sanearán retirando el material que no cumple su función y se volverá a aplicar un nuevo mortero de unión afín con los materiales circundantes (mortero de cal y arena).

  • Revisión del tratamiento de las lagunas. Las de mayor tamaño presentan puntos débiles en cuanto a su función sustentante de las teselas del contorno de las lagunas y en cuanto a su consistencia superficial, al haberse detectado pequeños levantamientos de ese sustrato. Se propone para estos casos la aplicación de un nuevo mortero sintético con carga de arena lavada y de granulometría fina, que se superponga al antiguo una vez saneadas las partes desprendidas. Este nuevo mortero se elevaría hasta sujetar los bordes de las lagunas y así poder proteger y sostener las teselas que se encuentran en esos límites vulnerables.

  • Unificación de los criterios de las reintegraciones cromáticas. Se propone la retirada de las reintegraciones imitativas de las teselas. En su lugar se crearía un fondo neutro por medio de un estarcido (pinturas acrílicas), sobre el que se realizaría un dibujo esquemático a línea, del desarrollo decorativo, para lo que previamente se habrían realizado los calcos de la decoración de los mosaicos.

  • Aplicación de una capa de protección por medio de una resina acrílica (tipo Paraloid B-72), en baja concentración o disolución con la que se realizarán pruebas previas.

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