A la izquierda Antonio Pereira y a la derecha Enrique Vila-Matas.

La revista cultural Turia analiza la obra de los grandes escritores contemporáneos Enrique Vila-Matas y Antonio Pereira, en un sumario conformado por diversos artículos inéditos. La publicación del Instituto de Estudios Turolenses (IET) de la Diputación de Teruel (DPT) también ofrece, en primicia en español, una breve antología poética del escritor neerlandés Marieke Lucas Rijneveld, el autor más joven en ganar el prestigioso Premio Booker Internacional.

Otro de los contenidos más relevantes del nuevo número de Turia, que se distribuirá este mes de junio en España y el extranjero, es el artículo de Gabi Martínez sobre la literatura vinculada a la naturaleza y a la mal llamada ‘España Vaciada’, de indiscutible actualidad.

Junto a estos contenidos, Turia añade un cuarto y último artículo a esta selección que la publicación dedica a los estudios literarios con un texto sincero y personal sobre el universo de la novela negra, realizado por uno de los mejores cultivadores del género en España, el extremeño Eugenio Fuentes. Resulta pertinente que un referente como él sea quien demuestre que no están muy claros los criterios para clasificar una novela negra como tal. De ahí que en su artículo nos asegure:

“No, no existe supremacía de géneros. Lo único importante es el texto: su originalidad, su belleza, su capacidad para suscitar emociones. También es secundario el origen de los materiales: todos los escritores trabajan con los mismos mimbres y metales, con los mismos temas universales y eternos. La diferencia está en el resultado final, en lo que queda cuando a una obra se la despoja de sus componentes genéricos: o bien un montón de escoria o bien unos granos de oro, de plata o de cualquier metal noble que den un poco de luz y que no se oxiden con las primeras gotas de lluvia”.

Enrique Vila-Matas, el más francés de los escritores españoles

La aproximación a la obra de Enrique Vila-Matas, uno de los grandes autores de culto de las letras españolas, abre el sumario y ha sido realizada por Eduardo Lago, escritor crítico y traductor que reside en los Estados Unidos. Su artículo se trata de un ensayo en clave de ficción en el que señala: “Como la de Cervantes, la presencia de Borges impregna la idea de literatura de Vila-Matas”.

En su artículo, Lago traza un certero análisis que permite vincularlo con la tradición literaria española, latinoamericana y europea. Sin embargo, la conclusión de su estudio sobre el autor de títulos como ‘El mal de Montano’ o ‘Dublinesca’ no puede ser más reveladora:

“Vila-Matas es el más latinoamericano de los escritores españoles, y de manera aún más contundente, el más europeo. Por otra parte, conviene subrayar esto, VM es el menos español de los escritores españoles. Rompe y rasga, y lo hace con despreocupado desenfado, con la más rancia de nuestras tradiciones: el realismo caduco y casposo. Nada más alejado de eso que su literatura. En cuanto a su condición de escritor europeo, lo que hace hunde sus raíces en el centro de gravedad de la sensibilidad literaria del viejo continente: Walser y Kafka, nada menos. Hay muchos otros referentes puntuales, por supuesto, pero antes de seguir es preciso subrayar su deuda con Francia, donde lo adoran. Vila-Matas es el más francés de los escritores españoles”.

Antonio Pereira: redescubrir a un enorme escritor en su centenario

Otro inolvidable escritor del que se ocupa Turia en su nuevo número es el leonés Antonio Pereira (Villafranca del Bierzo 1923-León, 2009). En este 2023, la revista no sólo le recuerda con motivo del centenario de su nacimiento, sino que también reivindica la oportunidad de redescubrir su obra. Un objetivo que persigue, a través de este artículo, otro escritor leonés como Pablo Andrés Escapa, bibliotecario del Palacio Real de Madrid, que asegura: “Leer a Antonio Pereira cien años después de su nacimiento sigue siendo una manera de crecer como lectores y de adentrarnos en una de las mejores narrativas que, por lo breve, ha dado la literatura en castellano del siglo XX”.

Pereira comenzó a escribir desde muy joven, aunque habría que esperar hasta los años sesenta para su eclosión como escritor. Su poemario ‘El regreso’ se publicó en la prestigiosa colección Adonais en 1964, ‘Una ventana a la carretera’, su primer libro de cuentos, recibió el premio Leopoldo Alas en 1966 y su novela ‘Un sitio para Soledad’ se publicó en 1969. A partir de ahí, desarrolló una copiosa producción literaria, que felizmente se ha reeditado ahora de forma completa por la fundación que lleva su nombre en colaboración con la editorial Siruela, y que se vio refrendada por prestigiosos reconocimientos, como el Premio Fastenrath de la Real Academia Española o el Premio Castilla y León de las Letras.

Este escritor es considerado por muchos como el gran autor secreto de la Generación del 50 de las letras españolas, ha sido definido así por su paisano y Premio Cervantes Antonio Gamoneda: “Tú, esencialmente, eres poeta, y, precisamente porque eres poeta, escribes una prodigiosa narrativa breve”.

En cualquier caso, y como bien se propone en Turia, conviene “reclamar la modernidad de Pereira, o su destreza para ser novedoso sin traiciones al mundo antiguo que evoca su escritura, es la resuelta querencia por la autoficción que practicó”. Hay que leerlo porque ya sea como cuentista o como poeta, como personaje o como narrador, fue siempre un verdadero ejemplo de cómo “la literatura y la existencia, en manos de los auténticos fabuladores, comparten la misma página”.

Gabi Martínez o la reivindicación de la liternatura

Gabi Martínez.

El éxito actual de la literatura sobre la naturaleza en España, o liternatura según la acertada denominación que ha acuñado un experto en la materia como Gabi Martínez, es uno de los asuntos a los que dedica Turia una especial atención. Máxime teniendo en cuenta que, como se afirma en la revista, dicha literatura era “tan raquítica que hasta hace cuatro días nos referíamos a ella empleando un término anglosajón: ‘nature writing’. Acudir a otra lengua para definir todo un género da la medida de la distancia con la que la mayoría de escritores e intelectuales han observado el asunto ‘natural’ hasta ahora”.

‘Liternatura contra el vacío’ titula Gabi Martínez su clarificador artículo sobre un tema que él conoce muy bien: la literatura de la naturaleza. Como argumenta en Turia: “Ahora que tanto se habla de la España vacía (o vaciada), vale la pena señalar que, como todo el mundo en realidad sabe, ese vacío es mentira. La idea, brillantemente gráfica, ha servido para explicar cuánto se han alejado los españoles de los entornos más rurales y salvajes, pero su propia formulación da la pista para entender por qué tanta gente ha dejado de vivir en el campo, la dehesa o la montaña: la perspectiva ultrahumana. La misma perspectiva que proclama a la ciudad como ideal mientras sentencia que donde no hay humanos no hay nada”.

Tras analizar los motivos y la evolución en nuestro país de la alianza entre cultura y naturaleza, Gabi Martínez concluye con optimismo: “La liternatura está ofreciendo algunas de las mejores obras contemporáneas, y el español y las lenguas latinas empiezan a aportar historias de este tipo asegurando que nuestro ecosistema literario será, a partir de ahora, un poco más (bio)diverso. Más aireado, más fresco, más conectado a lo que ocurre lejos de nuestro ombligo y, en consecuencia, mejor”.

En esa nómina de autores en nuestro idioma que están demostrando que la naturaleza se puede contar de otra forma estarían, además del propio Gabi Martínez, veteranos como Joaquín Araújo o Alejandro López Andrada, Santiago Beruete, el catalán Jordi Ballart, el mexicano Andrés Cota Iriart y una espléndida nómina de mujeres como: Mercè Ibarz, Pilar Adón, Irene Solà, Noemí Sabugal y Leire Bilbao, entre otras.

Marieke Lucas Rijneveld, un joven y premiado escritor en busca de su identidad

Marieke Lucas Rijneveled.

La revista Turia, siempre atenta a la mejor literatura internacional, ofrece a los lectores una primicia en este número: una selección de poemas del escritor neerlandés Marieke Lucas Rijneveld (Nieuwendijk, Países Bajos, 1991), provenientes de su libro inédito en español titulado ‘Comineros’.

Rijneveled publicó el libro en neerlandés en 2022, vendiendo en tan solo dos meses 10.000 ejemplares en su país. Literalmente el título de la publicación significa “gente que parte semillas de comino”, en holandés se refiere a algo así como “quisquilloso” y también “cicatero”, mientras que en castellano es alguien “que se entretiene con menudencias”.

Como líneas temáticas de su poesía pueden señalarse el crecimiento y aprendizaje, la pérdida, el ser hombre y el ser mujer, así como el sentirse diferente y marginado. Algunas metáforas recurrentes son nociones de la construcción y del ámbito militar, el concepto de habitar y la caída.

Buena prueba de todas estas características podemos encontrarla en uno de los poemas que publica Turia: ‘Los buscaconsuelos’. En sus primeros versos Rijneveld nos dirá: “Al igual que la felicidad resulta peligrosa para quien la trata con mesura, / para quien el no-vivir termina siendo pan comido, para quien hace aquí / su entrada y duda de todo lo hermoso, duda de su lugar en el mundo, / para quien se nutre interminablemente del deseo de mejoría, // para quien no quiere ser frágil ni tampoco robusto cual álamo, / pues si me tocas te doy viento, para quien con la orden de talar / en la mano se dispone tembloroso o precisamente aspira a florecer, / pues mírame a mí, para quien quiere estar solo pero ya no es capaz”.

La publicación de sus poemas en la revista ha sido realizada por Ronald Brouwer, un prestigioso traductor que, desde 2004, forma parte del equipo artístico del Teatro de la Abadía de Madrid, centro dirigido por el dramaturgo Juan Mayorga.

Rijneveld es un autor revelación que se dio a conocer mundialmente al ganar en 2020, con apenas 29 años, el Premio Booker Internacional, uno de los más prestigiosos de habla inglesa, por su novela ‘La inquietud de la noche’. En la ceremonia de entrega de este prestigioso premio, en 2020, dijo que se sentía “orgulloso como una vaca con siete ubres”. Tanto ésta como su segunda novela, ‘Mi querida favorita’, están traducidas al español.

Marieke nació como mujer, pero a los 23 años decidió añadir a su nombre el del amigo imaginario de su niñez, Lucas, porque se sentía una persona de género intermedio, un poco chico y un poco chica. Recientemente manifestó que en adelante quiere que se use el pronombre masculino para referirse a él. Esa búsqueda de identidad, ese desconcierto para la persona misma y para su entorno, está muy presente en su escritura.

A esto se suma la circunstancia de haberse criado en una pequeña localidad rural donde la vida de los habitantes está dictada por el protestantismo ortodoxo. La temible imagen de un Dios castigador y estrictas pautas de conducta marcaron la infancia y juventud de Rijneveld. Aunque actualmente vive en Utrecht, no ha desconectado del mundo campesino, pues compagina la escritura con labores en una granja lechera.

En su poesía abundan las palabras inusuales. La riqueza de vocabulario de Rijneveld es, en parte, fruto de la lectura obligada de la Biblia en la traducción antigua que suelen usar los protestantes ortodoxos. Pero también se reconoce en su escritura el placer de emplear vocablos inventados, aprovechando la facilidad de la lengua neerlandesa, bastante mayor que en castellano, de crear palabras compuestas.

La novela negra según Eugenio Fuentes

Eugenio Fuentes.

En el excelente artículo que Eugenio Fuentes publica en Turia bajo el título ‘Ajos y heliotropos’, se nos brindan un conjunto de certeras reflexiones sobre la novela negra y los tópicos que la lastran y la condenan injustamente como un género de menor nivel literario. Su autor, además, sabe de lo que habla porque es uno de nuestros más acreditados practicantes de esta fórmula narrativa tan demandada por los lectores de hoy.

Eugenio Fuentes lo tiene muy claro y, consciente de que nuestro mundo actual es mestizo, “niega todo valor a las clasificaciones genéricas”. Su tesis resulta imbatible: “En la literatura también se saltan las fronteras y se demanda la innovación desde las escrituras más brillantes, de modo que hoy cualquier jerarquía de géneros suena anacrónica, rancia, infartada, viejuna”.

Se exige, por tanto, una revisión de los criterios sobre la novela porque “a estas alturas de la modernidad líquida, mezclada y diluida, la distribución en uno u otro casillero es un hecho secundario, no tiene mayor importancia, porque el género no es un fin en sí mismo, sólo es un medio para un fin. Y un escritor que no tuviera nada que contar en una novela sin género, tampoco tendría nada que contar en una novela de género. Y al revés. Lo que la literatura no da, ningún género lo presta”.

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