«Becarios Endesa 11» ofrece al espectador la posibilidad de conocer la variedad y riqueza de la producción de cinco autores que protagonizan nuevas propuestas representativas del panorama artístico actual. Las técnicas empleadas, pintura, fotografía e instalaciones, certifican la pluralidad de caminos e inquietudes de nuestro arte contemporáneo.
Facilitar a los creadores los medios materiales que les permitan afrontar con libertad sus proyectos artísticos, y ayudarles también en la adquisición de experiencias que enriquezcan su trabajo cotidiano, son dos de las principales pautas que han guiado la trayectoria de las Becas Endesa y de ello dan buena prueba los cinco beneficiarios de la undécima convocatoria. Un grupo cuyo abanico de edades va desde un artista nacido en 1952 hasta otro de 1975. Sin duda, en todos ellos puede hablarse del trascendente papel impulsor de sus respectivas carreras creativas que han jugado estas prestigiosas y bien dotadas ayudas económicas al arte contemporáneo.
Como en ediciones anteriores, también la procedencia y los intereses de los cinco becarios son muy diversos. La donostiarra Maider López es creadora de instalaciones colectivas. Sus intervenciones provocan notable impacto visual y en la mayoría de ellas el proceso es más importante que la obra en sí. Buen ejemplo de esa labor es esta exposición del Museo de Teruel por cuanto se brinda al espectador una sugestiva instalación de Maider López que integra fotografía y vídeo.
Tatiana Medal es gallega y practica una pintura muy singular, un camino personal en el que el uso de la línea y el color tienen todo el protagonismo. Teresa Moro es madrileña y en las obras seleccionadas nos ofrece una nueva entrega de lo que es ya una inquietud permanente en su pintura: representar la realidad a través de un determinado mobiliario.
Manuel Sonseca, también madrileño, es un fotógrafo muy a tener en cuenta en cualquier inventario de poetas con cámara. Sus imágenes sobre ciudades fascinan por su singularidad, por su lirismo, por su pulsión narrativa. Por último, la catalana Mayte Vieta consigue con sus obras fotográficas ofrecernos perspectivas poco convencionales acerca del ser humano y de su entorno más inmediato.
La exposición «Becarios Endesa 11» permanecerá abierta en las salas de exposiciones temporales del Museo de Teruel hasta el día 5 de mayo de 2013.
FAVORECER LA CREATIVIDAD
Las Becas Endesa son una iniciativa cultural surgida, en 1989, de la colaboración entre la Diputación de Teruel y la Fundación Endesa. Con dichas becas, ambas entidades pretenden fomentar la creatividad en sus distintos campos y apoyar la labor artística. Además, la Diputación de Teruel consigue, con la cesión de tres obras seleccionadas de cada uno de los artistas becados, formar una rigurosa e interesante colección de Arte Contemporáneo dentro del Museo de Teruel.
La dotación de las cinco becas ha ascendido hasta ahora a 24.000 ?,? cada una de ellas. Esa cuantía, unido a los dos años de su duración, las ha venido situando entre las más importantes del panorama cultural español.
Factor fundamental del necesario nivel de rigor y calidad que se pretende conseguir con esta iniciativa de mecenazgo cultural es el jurado de las Becas. La pluralidad en su composición y la seriedad de su trabajo confirman el prestigio personal y profesional de sus miembros y avalan, en las ediciones celebradas hasta el momento, la trayectoria coherente de las Becas Endesa para las Artes Plásticas.
En la décima edición, que corresponde a los artistas que ahora ven su obra expuesta, el jurado lo integraron, bajo la presidencia de Tomás Llorens, historiador de arte, comisario de exposiciones y antiguo Conservador Jefe de las colecciones del Museo Thyssen Bornemisza, los artistas, críticos y especialistas siguientes: Juan Manuel Bonet, José Manuel Broto, Carmen Calvo, Estrella de Diego, Alicia Fernández, Miguel Fernández-Cid, Daniel Giralt-Miracle, Fernando Huici y Francesc Rodon.
NUEVOS ITINERARIOS ESTETICOS
La exposición «Becarios Endesa 11» nos muestra el sugerente trabajo creativo de cinco artistas de indiscutible valía y singularidad dentro de nuestro panorama cultural.
Se incluyen instalaciones de Maider López (San Sebastián, 1975); pinturas de Tatiana Medal (A Coruña, 1971) y Teresa Moro (Madrid, 1970); y fotografías de Manuel Sonseca (Madrid, 1952) y Mayte Vieta (Blanes, Girona, 1971).
Maider López es creadora de instalaciones colectivas. Sus intervenciones provocan un notable impacto visual y en la mayoría de ellas el proceso es más importante que la obra en sí. Así ocurre en su proyecto «Polder cup», desarrollado en 2010 en Holanda y del que aquí se nos ofrece una serie de fotografías. Siguiendo lo que la crítica denomina un «minimalismo relacional», Maider López propone trabajos que rompen con el estatismo de las cosas y los lugares y provocan malentendidos y transacciones. Busca Maider López un espectador más comprometido y que se involucre en sus propuestas de nuevos usos para los espacios públicos. Se trata, en definitiva, de repensar la realidad y lo cotidiano, de renegociar las reglas del juego.
Tatiana Medal practica una pintura muy singular, un camino personal en la que el uso de la línea y el color tienen todo el protagonismo. A través de un peculiar uso de los colores primarios (amarillo, rojo y azul) consigue representar el espacio y mostrarnos paisajes y pensamientos. Sus cuadros, sus series, nos ofrecen pinturas que requieren una cuidada ejecución en las que el interior y el exterior se unen, en los que la idea de dentro y fuera resulta prescindible. En las obras que nos presenta sucede igual que con Maider López: es esencial para ambas conocer a fondo los medios, los procesos técnicos necesarios para alcanzar unos resultados acordes con su propuesta estética.
Teresa Moro nos ofrece una nueva entrega de lo que es ya una inquietud permanente en su pintura: representar la realidad a través de un determinado mobiliario. A partir de un modelo fotográfico específico, la artista nos propone escenarios y espacios cotidianos minuciosamente escogidos que invitan, a través de objetos como mesas y sillas, al diálogo entre el espectador y la obra. Son obras despobladas de toda presencia humana, en las que la disposición de los muebles y el uso de gamas cromáticas muy uniformes, con algunos golpes de color muy matizados, logran crear una atmósfera fascinante, extraña, de intensas resonancias alegóricas a propósito de lugares como los stands de las ferias de arte. El mobiliario aparece así tratado como una suerte de moderno bodegón, de naturaleza muerta que sería metáfora de vida detenida o en suspenso. Es una estrategia de trabajo plástico tan particular como reveladora de los verdaderos intereses de la artista: transformar esos escenarios vacíos en iconos de nuestro desamparo, de nuestra condición fugaz y de la futilidad de la fama.
Manuel Sonseca es un fotógrafo a tener muy en cuenta en cualquier inventario de poetas con cámara. Sus imágenes sobre ciudades fascinan por su singularidad, por su lirismo, por su pulsión narrativa. Aquí se nos ofrece una espléndida serie de instantáneas sobre Lisboa que brindan otra mirada sobre el paisaje urbano y las gentes que lo pueblan. Son fotografías que nunca provocan indiferencia porque siempre tienen algo que decirnos acerca de una urbe que parece estar fuera del tiempo.
Mayte Vieta consigue hacernos cómplices del mundo simbólico y temático en el que desarrolla su trabajo artístico. Son obras fotográficas que ofrecen perspectivas poco convencionales acerca del ser humano y de su entorno más inmediato. Por un lado, su lenguaje plástico nos hace partícipes de una nueva forma de entender la representación de cuerpo humano desnudo. El reto, conseguido, es mostrarnos cómo captar la movilidad corporal en un medio ingrávido, vacío y silencioso. La otra aventura estética consiste en transmitirnos la complicidad, el tránsito de vida, que ofrecen aquellos lugares y espacios que conforman su hábitat cotidiano.
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