EL CAMINO DEL CID, UN CAMINO DE AGUA

EL CAMINO DEL CID, UN CAMINO DE AGUA

El Camino del Cid cuenta con más de cincuenta espacios naturales protegidos incluidos en la Red Natura 2000, según se desprende de un estudio realizado por el Consorcio Camino del Cid. El gerente de la institución Alberto Luque ha explicado que el informe constituye el primer paso para dar a conocer estos recursos «tan importantes como lo es el patrimonio histórico y cultural asociado a la ruta», ha matizado para añadir que no se pueden desvincular los hechos históricos del entorno natural en que se producen.
Con la redacción de este trabajo, el Consorcio Camino del Cid se suma a los actos conmemorativos del Día Mundial del Agua y es que el Camino del Cid, desde su inicio en Vivar (Burgos), se muestra como un itinerario ligado a los ríos, hecho lógico si se considera que este es un camino esencialmente medieval, «un tiempo en el que el agua era, más si cabe que en la actualidad, un recurso imprescindible ligado a la creación, subsistencia y a veces, defensa de las poblaciones», subraya Luque. De hecho hay algunos pasajes del Cantar de mío Cid en los que el agua se convierte en un protagonista más de la historia. Los ríos Arlanzón, Duero, Jalón o Jiloca son nombrados en numerosas ocasiones y la necesidad de acceder al agua se muestra como un factor esencial, por ejemplo, en la conquista y posterior defensa de Alcocer, en Zaragoza.
Un estudio revelador
El Camino del Cid discurre por zonas poco pobladas de alto valor medioambiental, por lo que el estudio es clarificador de la importancia de los recursos naturales asociados a él. El informe incluye lugares de importancia comunitaria (LIC) -ecosistemas que contribuyen a garantizar la biodiversidad mediante la conservación de los hábitats naturales y de la fauna y flora silvestres- y zonas de especial protección para las aves de especial relevancia (ZEPA). Según explica el biólogo y naturalista Francisco José Carcedo, autor del estudio, el Camino del Cid incluye espacios muy singulares. En este sentido, destaca el Parque Natural del Alto Tajo, en Guadalajara, «al ser el más completo por sus valores geológicos, botánicos y faunísticos, y no sólo por su diversidad sino por el modo en que se interrelacionan»; la laguna de Gallocanta, en Zaragoza, «que además de ser famosa por la parada de grullas, constituye una especie de laboratorio biológico donde se puede observar los distintos factores que comprenden el ciclo del agua» y, por último, la Albufera de Valencia, «uno de los cinco humedales del Camino del Cid que forman parte de la lista internacional Ramsar». Asimismo, el Camino del Cid cuenta con otros espacios protegidos como el Parque Natural del Alto Tajo, el Barranco del río Dulce, el curso alto y los estrechos del río Mijares, las riberas de los ríos Arlanza, Jalón, Arlanzón, Duero o Júcar, o el curso medio del río Palencia, unos recursos que, sin lugar a dudas, ponen de manifiesto que el Camino del Cid se configura como un entramado de valles fluviales y cursos de agua donde la historia y la naturaleza confluyen en una ruta única y diversa
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