Ángel Guinda.

Un interesante conversatorio entre el escritor Luis Landero y el periodista cultural Fernando del Val es el formato escogido por la revista Turia para celebrar su 40 aniversario. El acto tendrá lugar en la Delegación Territorial del Gobierno de Aragón en Teruel, a las 19,30 horas y el acceso es libre hasta completar el aforo. Para este número tan especial de Turia, la revista ha preparado un espectacular monográfico que pretende rendir homenaje y reivindicar la valía del poeta aragonés Ángel Guinda como uno de los escritores de referencia de la lírica española del siglo XX y comienzos del XXI.

Un total de veinte autores, coordinados por el catedrático de la Universidad de Zaragoza Alfredo Saldaña, se aplican con éxito al objetivo común de lograr que la obra de Guinda trascienda las fronteras de la minoría y conquiste nuevos lectores. No en vano, y al igual que ocurriera anteriormente con la poesía de Miguel Labordeta, la labor creativa de Ángel Guinda debería tener un mayor protagonismo en nuestras letras por la originalidad, interés y mérito de su trabajo literario.

Esta clara apuesta por fomentar la lectura de Ángel Guinda es la mejor prueba de que Turia continúa practicando una de las líneas de actuación que ha mantenido a lo largo de sus cuatro décadas de trayectoria: el redescubrimiento de autores que, injustamente y por diversos motivos, no han sido objeto de la atención y difusión que la calidad literaria de su obra merece. Porque Turia considera que Guinda debería ser valorado como uno de los escritores a tener en cuenta en cualquier balance de las letras españolas contemporáneas. Máxime porque Guinda siempre mantuvo una coherencia expresiva y un insobornable compromiso con la palabra y con la vida. Una actitud que lo situaría al margen de lo políticamente correcto y de las modas más o menos efímeras, anodinas e insustanciales.

Conscientes de la necesidad imperiosa de reparar esa injusticia y de la importancia de favorecer el conocimiento de la obra de Ángel Guinda entre los lectores de hoy, la revista Turia le ha dedicado un amplio, atractivo y riguroso monográfico en el que participan tanto especialistas en su obra como reconocidos estudiosos de la lírica española. A través de 150 páginas de textos inéditos se estudian y ofrecen las claves que marcan la trayectoria vital y literaria del citado escritor aragonés, nacido en Zaragoza 1948 y que murió en 2022 en Madrid, ciudad en la que residía desde 1987.

No es la primera vez que Turia presta atención a Ángel Guinda, máxime si tenemos en cuenta que el poeta fue colaborador habitual y numerosos poemas suyos aparecieron publicados en las páginas de la revista. El propio Alfredo Saldaña le dedicó, en el número 132, un amplio y certero artículo panorámico y, unos meses antes de morir, Guinda protagonizaba una reveladora y muy amplia entrevista realizada por el periodista cultural y también poeta Fernando del Val.

Turia es una revista que tiene una edición en papel de periodicidad cuatrimestral y otra digital (web y Facebook) de difusión diaria. Está editada por el Instituto de Estudios Turolenses de la Diputación de Teruel, y cuenta con el apoyo de la Caja Rural de Teruel, del Ayuntamiento de Teruel y el Gobierno de Aragón. Su distribución es nacional e internacional por suscripción.

Ángel Guinda o la poesía como opción de vida

Como muy bien subraya Alfredo Saldaña en el artículo que abre el monográfico, Ángel Guinda, siempre entendió la poesía como una opción de vida y no dejó nunca de tener los pies en la tierra y la mirada en el horizonte: “Hizo de la poesía el centro en torno al cual giró a lo largo y ancho de toda su vida. Poeta, ensayista, crítico literario y de arte, traductor, editor, impulsor de incontables proyectos literarios, como la colección Puyal, que comenzó su andadura en 1977, o la revista Malvís, de la que editó, ya desde su residencia madrileña, diez números entre 1988 y 1991.

Esos proyectos, sin embargo, no le impidieron desarrollar una dilatada y singular obra poética publicada, casi toda ella, en Olifante, su editorial de referencia, dirigida desde el primer momento (1979) por Trinidad Ruiz Marcellán. En paralelo, llevó a cabo un meritorio trabajo de traducción del italiano (Cecco Angiolieri, Antonio Sagredo, con Inmaculada Muro), portugués (Teixeira de Pascoaes, Florbela Espanca, José Manuel Capêlo, Ana Cristina Cesar, Augusto dos Anjos), francés (Paul Éluard) y catalán (Àlex Susanna) y una actividad de aliento reflexivo plasmada en ensayos como El mundo del poeta. El poeta en el mundo (2007), Leopoldo María Panero. El peligro de vivir de nuevo (2015) y Revelación y rebelión (Artículos de crítica de arte) (2021), volúmenes de aforismos —Breviario (1980-1992) (1992), Huellas (1998), Libro de huellas (2014)— y manifiestos —«Poesía y subversión» (1978), «Poesía útil» (publicado en diferentes ocasiones), «Poesía violenta» (2012), La experiencia de la poesía (2016)—, que han de leerse entrelazados a su obra poética, configurando un universo en donde el contar y el cantar, el contenido y la forma de la expresión, son permanentes y complementarios compañeros de viaje.”

Acierta Alfredo Saldaña al escribir en Turia que Ángel Guinda, siempre “al margen de modas y dictados, entendió la poesía como un territorio de exploración caracterizado por la apertura hacia lo simbólico e imaginario, hacia una otredad donde el yo se construye a partir de una indomable rebeldía, una poesía en la que, desde una desatada incertidumbre, se pone en tela de juicio el orden y el sentido de la realidad, sometiéndolos a un estado de tensión permanente con el objetivo de crear un nuevo espacio moral a partir del cual quizás sea posible, si no reinventar la existencia, soportar la vida. Vivió en las palabras, desviviéndose y derramándose sin contención. Ahí encontró su tumba, y hasta ahí tendremos que desplazarnos si queremos encontrarnos con ella”.

Fernando del Val.

Por su parte, el también profesor de la Universidad de Zaragoza Antonio Pérez Lasheras, en su artículo “Notas para una edición crítica de la poesía completa de Ángel Guinda”, considera esta tarea necesaria e inevitable y reclama para esa empresa unas “bases teóricas serias y coherentes”. Una labor que augura no será nada fácil por cuanto “es evidente que chocan intereses contrapuestos: los de un autor que busca la excelencia de su obra y que rechaza aquella que cree no alcanza la altura necesaria o que no describe a la perfección su pensamiento poético, y la del crítico e historiador literario que ha de constatar y analizar los hechos literarios, sean del gusto o no del autor”.

En cualquier caso, Pérez Lasheras considera a Ángel Guinda “un poeta muy reconocible en todas sus manifestaciones creativas, marcadas por el compromiso (social, con la escritura y con un sentido ético dominante), la rebeldía, la tendencia aforística y asertiva y un lenguaje característico y singular, marca indudable del autor, además de esa percepción trágica de la vida, tan propia, y la intensidad que imprime en cada uno de sus versos”.

Retrato de un militante sagrado de la poesía y la belleza

Según argumenta en Turia el escritor y crítico literario Manuel Rico, gran conocedor y estudioso de la poesía española, es muy oportuno reivindicar hoy a Guinda entre los autores de calidad incuestionable por haberse quedado injustamente fuera de foco. Y es que, para Rico, “Ángel Guinda fue una suerte de militante sagrado de la poesía y de la belleza. Y un hombre, afable, generoso y comprometido con su tiempo”.

Bajo el título inequívoco de “Un poeta para una editorial”, Trinidad Ruiz Marcellán aporta un testimonio clave y enriquecedor para conocer más y mejor a Ángel Guinda. No en vano su editorial, Olifante, es el sello que está detrás de casi toda su obra. Una tarea que considera un honor y un lujo: “durante cincuenta y ocho años he vivido la poesía de Ángel Guinda intensamente, le he conocido en un proceso creativo vertebrado por la palabra puesta en pie para compartir esa verdad que siempre clamaba: “la poesía es la tumba del poeta que únicamente profanan los lectores”.

Otra de las colaboradoras de este monográfico sobre Guinda de Turia, Teresa Agustín, le escribe una “Carta a un viejo poeta” y confiesa: “Tus poemas se oyen en el silencio, traspasan una oscuridad que aterra, vas desde la vida a la muerte, de lo cotidiano a la luz, a lo telúrico. Vuelves a vivir y vuelves a morir, pero te asiste la belleza escuchada en cada verso. La magia de una vida, tan vivida. Una casa de la poesía donde has tenido el arrojo de vivir, y donde ha sido posible el amor. No hubo poeta más enamorado”.

Por su parte, el también catedrático de la Universidad de Zaragoza y crítico literario Túa Blesa, escribe en Turia a propósito de los ‘afolirismos” y aforismos de Guinda y concluye que son textos “expresión del saber, de lo que el yo sabe, del pensamiento en gotas del yo, un yo en sus afolirismos que es Ángel Guinda, un pensamiento que fue siempre el de una palabra (y una vida) libre, rebelde, generosa”.

Luis Landero.

Un breve y hermoso texto de su viuda, Raquel Arroyo, sirve de introducción a los seis poemas inéditos y ya póstumos de Ángel Guinda que Turia publica como colofón de su homenaje. En ese texto cargado de emoción y de sinceridad, se nos describe muy bien cómo era Guinda: “Ángel no ha sido complaciente ni con los lectores ni consigo mismo. La inmensa mayoría de los poemas no son amables, pero sí auténticos, contundentes, lúcidos, graves. Su poesía no caduca; al contrario, con el paso de los años adquiere más matices, se hace más profunda, más verdadera, más íntima. De esta manera nos ha ido revelando los misterios inherentes a la existencia y condición del ser humano y a su desaparición”.

Ángel Guinda, que con inequívoca justicia y merecimiento recibió en 2010 el Premio de las Letras Aragonesas a toda una vida de dedicación a la literatura, es objeto de otros reveladores estudios en este homenaje que le profesa Turia y cuyos autores son: Celia Carrasco Gil (“Fugitivo interior hacia la luz: los dinamismos en la poesía de Ángel Guinda”), Nacho Escuín (“Ángel Guinda que estás en los cielos”), José Luis Gracia Mosteo (“Como un pez en el aire”), Rafael Morales Barba (“La poesía de Ángel Guinda no se consume”), Manuel Martínez-Forega (“Con profundidad de campo: sobremorir a Ángel Guinda”), Enrique Ester Mariñoso (“Ángel Guinda: una poesía útil que apuesta por la vida”), Alejandro Bona Ester (“Ángel Guinda, el Prometeo moderno”), Manuel Neila (“Ángel Guinda, aforista en su punto”), Jesús Soria Caro (“Ángel Guinda: una gota de dudas en el mar de la negación”), Agustín Porras (“La avidez de Ángel Guinda por vivir”) y Mariano Castro (“Ángel Guinda, vivir después de haber vivido”). Cierra el monográfico una cuidada y completa biocronología de Ángel Guinda elaborada por el reconocido biógrafo J. Benito Fernández.

Del sumario y del resto de contenidos de esta edición tan especial se ofrece amplia información a través de la web de la revista, que edita el Instituto de Estudios Turolenses.

Comparte