“TURIA” REDESCUBRE A SANTIAGO LORÉN Y SU PASIÓN POR ESCRIBIR

“TURIA” REDESCUBRE A SANTIAGO LORÉN Y SU PASIÓN POR ESCRIBIR

La revista cultural TURIA distribuirá su nuevo número a partir del próximo día 21 de junio y, como es habitual, entre la amplia variedad temática de los textos que componen el sumario, los lectores que se interesan por los asuntos y protagonistas aragoneses no quedarán defraudados. Les aguardan dos sugestivos artículos: el primero de ellos dedicado a redescubrir la obra del médico y escritor Santiago Lorén, que llegó a ser premio Planeta y que murió en noviembre del pasado año. También la revista rescata del olvido la trayectoria política de otro profesional de la medicina, el doctor José Borrajo Esquiu, que fue el primer alcalde de Teruel durante la Segunda República y que sin embargo, paradójica y tristemente, terminaría falleciendo prisionero de una cárcel republicana.
LEER HOY A SANTIAGO LOREN
A través de un interesante trabajo elaborado por Juan Villalba, el lector actual tiene la posibilidad de conocer más y mejor la labor creativa de Santiago Lorén (1918-2010) quien, como se subraya en las páginas de TURIA, «compatibilizó durante toda su vida su profesión de ginecólogo con la de escritor, pero su historia vital está regida por una constante, la pasión por escribir. Su extensa producción literaria abarca prácticamente todos los géneros (novela, cuento, teatro, ensayo, biografía y artículo periodístico). En ella destacan su novela «Una casa con goteras», con la que ganó la segunda convocatoria del premio Planeta, en 1953, «La vieja del molino de aceite», premio Ateneo de Sevilla, de 1984, y su ensayo autobiográfico,
«Memoria parcial», finalista en 1985 del premio Espejo de España».
Entre los títulos reseñables de su labor como novelista hay que citar su obra «Hospital de guerra», que obtuvo en 1981 el premio Ciudad de Teruel de novela. Fue la primera y única edición de aquel premio dotado con 500.000 pesetas y surgido como novedosa iniciativa en el marco de las Fiestas del Jamón. Promovido por el Ayuntamiento de Teruel y la editorial UNALI, la obra ganadora se publicó en una colección de narrativa dirigida por el periodista y escritor Alfonso Zapater. «Hospital de guerra» trata de nuestra contienda civil y uno de sus capítulos más tremendos y trágicos es el dedicado a la batalla de Teruel. Acierta Juan Villlalba cuando, para concluir su detallado y revelador recorrido por la variada y dilatada tarea intelectual ese ejemplo notorio de médico-escritor, nos dice: «la narrativa de Lorén se caracteriza principalmente por la presencia de un humor tierno, alejado de la sal gruesa, al estilo de su admirado Wenceslao Fernández Flórez, para quien el humor era «la sonrisa de una desilusión.»
Otra constante en su prosa es la presencia de un costumbrismo irónico no exento de cierta nostalgia melancólica, que en numerosas ocasiones deviene en una sutil crítica social poco comprometida. Santiago Lorén describe la sociedad de su tiempo con la hondura de un buen observador y se revela fundamentalmente como un gran psicólogo, en especial del alma femenina. Sus retratos de mujeres son de lo más destacado de su novelística. Aragón y lo aragonés son otra constante de su escritura, una presencia insistente en toda su obra, en la que de una u otra forma, invariablemente, se encuentran referencias a sus gentes, su idiosincrasia, sus paisajes, sus prohombres, sus problemas, etc. En este sentido cabe destacar su documentada «Guía de Aragón» (1977), publicada por la editorial Destino, en cuyos capítulos se presenta la historia, la geografía, el folclore y las rutas más interesantes de nuestra comunidad. Santiago Lorén siempre tuvo a gala ser un escritor que nunca abandonó su tierra para buscar nuevos horizontes más propicios donde desarrollar su carrera. Quizá sea esta la causa de su olvido actual».
RECORDANDO A JOSE BORRAJO, ALCALDE DEL TERUEL REPUBLICANO
En el sumario de esta próxima entrega de TURIA sobresale un interesante y riguroso artículo de divulgación histórica que permite rescatar del olvido la figura de José Borrajo Esquiu (1873-1938), primer alcalde de la Segunda República en Teruel. En él, el historiador Serafín Aldecoa elabora una pormenorizada, necesaria y útil aproximación biográfica que permite valorar adecuadamente la trayectoria política de uno de los líderes de republicanismo turolense más relevantes.
José Borrajo Esquiu, alcalde de Teruel desde el 14 de abril de 1931 hasta finales de julio de 1933, fue un médico de filiación republicana que ejerció en varios municipios de la provincia (Alfambra, Cella). Más tarde fue nombrado primer director del Hospital del Puerto de Sagunto, que dependía de la Compañía de Sierra Menera, empresa encargada de la explotación de las minas de hierro de Ojos Negros. Regresó a Teruel capital tras concursar y obtener una plaza como médico de plantilla de la Beneficiencia, unas instalaciones que con el tiempo llevarían el nombre del que fue su yerno: el comandante Virgilio Aguado. Por otra parte, la mujer de José Borrajo era hija del reconocido maestro turolense Miguel Vallés. Ya en 1917 lo encontramos como presidente electo del Centro Instructivo de Obreros Republicanos de Teruel y publicando artículos en el semanario «El Pueblo», cabecera homónima del periódico que dirigía Vicente Blasco Ibáñez en Valencia y que se editaba en la imprenta de Arsenio Perruca bajo el título de «Organo del Partido Republicano de Teruel» Durante los años anteriores a la Dictadura de Primo de Rivera, por lo menos desde junio de 1922 hasta septiembre de 1923, Borrajo ejercería ocasionalmente la alcaldía de Teruel tras las elecciones celebradas en mayo de 1922 y en las que resultó elegido primer teniente de alcalde, sustituyendo al monárquico y popular ingeniero de caminos José Torán de la Rad cuando éste se ausentaba de la ciudad.
En las municipales de abril de 1931, Borrajo lideró la candidatura de la Conjunción Republicano-Socialista que obtuvo una rotunda victoria en las urnas y que conllevaría la proclamación de la República en la ciudad de Teruel la tarde del 14 de abril. El artículo de Serafín Aldecoa narra con detalle cómo fue el desarrollo de los acontecimientos y el contenido del discurso de Borrajo a la multitud desde el balcón del Ayuntamiento. En ese sentido, se transcribe la crónica de dicho episodio publicada en un periódico conservador: «El señor
Borrajo dirigió la palabra a la multitud y su discurso, muy elogiado por todos, fue de recomendación de orden y respeto porque orden y respeto es la República. Se dirigió también, y ello produjo emoción, al adversario para que descansara y durmiera en paz y tranquilidad ante la garantía que le daba el nuevo régimen democrático proclamado en Teruel y cuya dirección asumía como alcalde de la ciudad». Borrajo, que gozaba entonces de considerable prestigio profesional y político, había conseguido al fin el bastón de mando de la ciudad de forma democrática y dentro de un régimen republicano por el que llevaba luchando
más de tres décadas.
La acción municipal del nuevo Ayuntamiento republicano consiguió, entre los años 1931 y 1936, que se urbanizara y edificara lo que hoy conocemos como el primer ensanche de Teruel. De 1932 es el inicio de la construcción de la sede del Banco de España y también en aquel periodo se promovió la higienización y reforma de las principales calles de Teruel «mediante la instalación del alcantarillado y la pavimentación, medidas necesarias para una ciudad moderna que sirvieron, de paso, para socorrer la crisis latente de trabajo que había en la capital». Se concluyeron asimismo las obras del matadero y del mercado central. Borrajo también resultaría elegido diputado constituyente, compatibilizando los cargos de alcalde y de diputado en Madrid. Una circunstancia que, con el paso del tiempo, le resultaría gravosa y que terminaría motivando en el mes de julio de 1933, tras la aprobación de la Ley de Incompatibilidades, la presentación de su escrito de dimisión y su salida del Ayuntamiento. A partir de ese momento, Borrajo desaparece progresivamente del primer plano de la vida política turolense.
Cuando en julio de 1936 se produce el inicio de la guerra civil, Borrajo continuó trabajando como médico en la Beneficencia y luego como director del hospital de Nuestra Señora de la Asunción, situado en la actual plaza de San Juan de Teruel. En 1938, el doctor Borrajo sería uno más de los prisioneros que las tropas republicanas hicieron en la ciudad tras el asedio bélico que motivó la capitulación del coronel Rey D??THarcourt. Pese a su ascendencia republicana, Borrajo terminaría ingresando en la cárcel de San Miguel de los Reyes de Valencia, donde falleció en agosto de 1938. Concluía así -anota el historiador Serafín Aldecoa en su artículo de TURIA- la vida de una persona íntegra, honesta, coherente y consecuente con sus principios y sus ideales republicanos, víctima de un enfrentamiento fratricida, «un alcalde que contribuyó a la ampliación y progreso de la ciudad de Teruel y de cuyas instituciones bien merecería un reconocimiento y un homenaje
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