
El ejemplar hembra donado a la Diputación por el Club Mastin del Pirineo se instalará en la finca El Chantre
La Masía “El Chantre”, propiedad de la Diputación Provincial de Teruel, cuenta desde hoy con un ejemplar de Mastín del Pirineo de raza pura. De esta forma, “El Chantre” se suma al proyecto de reintroducción de esta raza autóctona aragonesa como perro de trabajo que está llevando a cabo e el Club del Mastín del Pirineo de España, reconocida oficialmente por el Gobierno de Aragón como asociación de criadores de perros de pura raza y encargada del libro genealógico del mastín del Pirineo.
El presidente de la Diputación de Teruel, Ramón Millán, ha sido el encargado de recepcionar esta mañana al ejemplar donado por esta asociación que permanecerá en las instalaciones ganaderas de “El Chantre”, un referente en la provincia de Teruel en el mantenimiento, mejora y selección de razas aragonesas, incluido el mastín del Pirineo, la única raza canina autóctona de la Comunidad autónoma.
Además del ejemplar hembra donado a “El Chantre” se ha hecho entrega de otros 3 ejemplares más. Uno de ellos se dona al Museo de la Trashumancia de Guadalaviar, concretamente a una de las ganaderas adscritas que todavía realizan trashumancia.
Hay que recordar que Teruel es la única provincia aragonesa que sigue haciendo trashumancia de largo recorrido en todo Aragón partiendo de Guadalaviar y llegando hasta la provincia de Jaén aunque en total existen 25 familias en la provincia realizando trashumancia. Los otros dos ejemplares han sido entregados esta mañana a otros dos ganaderos de la provincia.
“Desde de la Diputación entendemos que tenemos los medios técnicos y humanos para poder ayudar a proteger esta raza autóctona y a colaborar en su difusión y desarrollo por todo el territorio como ya sucede con otras especies de ovino o incluso vacuno y aviar”, comenta el presidente Ramón Millán.
De hecho, Millán recuerda que con la entrega de estos cuatro ejemplares se persigue reforzar el trabajo que ya realiza la finca “El Chantre” como referente en toda la provincia en el mantenimiento de razas autóctonas así como dar a conocer la raza y su funcionalidad entre los ganaderos turolenses.
El presidente fundador del Club Mastín del Pirineo, Rafael Malo, destacaba la idoneidad de esta raza para el cuidado del rebaño. “Se trata de un animal de gran tamaño, que debe destacar por ser fuerte pero no linfático, con carácter firme pero no agresivo y porque sobre todo, identifica al rebaño con su madre convirtiéndose así en un animal muy territorial que defiende a las ovejas de cuatreros y alimañas, extremadamente bello, noble y de fiar”, resumía Malo.
Por su parte, el presidente actual del Club Mastin del Pirineo, Andrés Pastor, ha querido recordar que sólo este año han nacido entre 150 y 170 mastines de pura raza (con LOE) que principalmente se venden para exposiciones con presencia en países como Finlandia e Italia fundamentalmente pero también en Estados Unidos o incluso Japón. “Muchos de los perros que nos demandan suelen ser para exposiciones o para familias aunque nuestro principal objetivo como asociación es reintroducir esta raza en su sitio de origen que es Aragón, y más concretamente entre los ganaderos para que recuperan su función primitiva”, ha matizado Pastor.
Así, la integración de los mastines del Pirineo con el rebaño es total si se realiza a edades tempranas, motivo por el que se donan ejemplares cachorros ya que de esta forma se convierten en futuros magníficos defensores del rebaño y de la finca en la que viven.
Durante muchos siglos el Mastín del Pirineo fue fiel acompañante de los rebaños que recorrían los valles pirenaicos y aragoneses realizando funciones de guarda y defensa de éstos en las trashumancias y convirtiéndose con el paso del tiempo en una parte imprescindible de la vida aragonesa.
De hecho, en el Museo de la Trashumancia de Guadalaviar se pueden contemplar carlancas que los mastines llevaban para defenderse de las alimañas que atacaban al ganado como testimonio histórico de la presencia de esta raza en la vida ganadera turolense.
La Guerra Civil española fue un momento crítico para esta raza canina debido a las estrecheces económicas del momento que hacían difícil el mantenimiento de unos ejemplares de gran tamaño que requerían un gasto excesivo por lo que pasaron a considerarse un lujo superfluo.
El Mastin del Pirineo sufrió entonces una gran pérdida de su patrimonio genético al mestizarse en muchos casos y llegando incluso a disminuir peligrosamente en número poniendo en entredicho su supervivencia como raza pura.
A mediados de los sesenta se inició un trabajo concienzudo de recuperación de la raza a partir de ejemplares localizados en el campo y que reunían las suficientes características de perro tradicional de la trashumancia aragonesa llegando a su máximo esplendor en los años 80.
Ya en el presente siglo se ha vuelto a observar un notable descenso en el número de ejemplares de trabajo o campo debido a la disminución de ganaderos de cría extensiva y a la brutal reducción del número de cabezas de ganado existente.