Laura Fernández / Fotografía de Ángel L. Fernández.

La revista cultural Turia publica en su nuevo número, que se distribuirá este mes de noviembre en España y otros países, un sumario en el que sobresalen dos amplios e interesantes artículos inéditos protagonizados por dos grandes autores de la literatura contemporánea: Almudena Grandes y José Saramago. Sobre ambos escriben dos acreditados especialistas en sus respectivas obras: los profesores y críticos literarios José María Pozuelo Yvancos y Perfecto E. Cuadrado. También se ofrece un atractivo estudio, elaborado por Andreu Navarra, que reivindica la obra de una de las nuevas voces más originales de las actuales letras españolas: la escritora y periodista Laura Fernández.

Editada por el Instituto de Estudios Turolenses (IET) de la Diputación de Teruel (DPT) y con el apoyo del Ayuntamiento de Teruel y el Gobierno de Aragón, el número 144 de Turia, ha sido también posible gracias al apoyo de la Dirección General del Libro y Fomento de la Lectura del Ministerio de Cultura, que lo ha distribuido anticipadamente en la reciente Feria del Libro de Frankfurt como ejemplo de la vitalidad de las revistas culturales españolas. Ha sido un hito de para una revista con casi 40 años de trayectoria considerada como una de las publicaciones periódicas culturales de referencia en español que suma a su versión papel una versión digital en web y Facebook.

Cuando se cumple el primer aniversario de su muerte, la revista rinde homenaje a la escritora Almudena Grandes, uno de los nombres propios indiscutibles en cualquier balance de la literatura de las últimas décadas en español. Quien fuera una gran novelista de personajes y ambientes, entendió siempre la escritura como la herramienta más útil para trazar una indisimulada radiografía crítica de su tiempo. Por eso, en estos días que acaba de publicarse su novela póstuma “Todo va a mejorar”, una utopía pandémica que es su último alegato por la libertad y que fue terminada por su marido, el también escritor Luis García Montero, TURIA analiza su brillante trayectoria literaria a través de uno de los mejores conocedores de su obra: José María Pozuelo Yvancos, catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Murcia y prestigioso crítico literario.

Otro inolvidable aniversario del que se ocupa Turia es el centenario del nacimiento del escritor portugués José Saramago, Premio Nobel de Literatura en 1998 y uno de los autores más destacados de la literatura universal de la segunda mitad del siglo XX. Como muy bien subrayó la Academia sueca, en Saramago destaca siempre su capacidad para “volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía”. Y quien se ocupa de la tarea de descubrirnos las claves de Saramago es uno de sus mejores amigos y estudiosos españoles: Perfecto E. Cuadrado, catedrático emérito de Filología Portuguesa de la Universidad de las Islas Baleares y uno de los investigadores de referencia mundial en esta materia.

En el apartado que Turia dedica a estudios literarios, sobresale igualmente la aproximación a la sorprendente producción narrativa de la escritora y periodista Laura Fernández. Una autora que, con su novela “La señora Potter no es exactamente Santa Claus”, se ha consagrado como una voz nueva que está entusiasmando por igual a la crítica y a los lectores más exigentes, ávidos de libros como los suyos que constituyen toda una fiesta de la imaginación más transgresora. Uno de los mejores conocedores de este trabajo, el escritor, historiador y profesor Andreu Navarra, ofrece en la revista las claves de este singular fenómeno literario.

La autenticidad de Almudena Grandes

Almudena Grandes / Fotografía de Ángel L. Fernández.

Bajo el título de “La novelística de Almudena Grandes”, José María Pozuelo Yvancos nos explica en Turia la evolución de una autora que, gracias al éxito de ventas obtenido por su novela “Las edades de Lulú”, pudo desde 1989 dedicarse de lleno a la literatura y abandonar su trabajo como redactora de entradas de enciclopedias y atlas. Ella siempre tuvo claro que la literatura no tiene que ver con las respuestas, sino con las preguntas: “un buen escritor no es el que intenta iluminar a la humanidad, respondiendo a las grandes cuestiones universales que angustian a sus congéneres, sino el que se hace preguntas a sí mismo y las traslada en sus libros al lector, para compartir con él quizás no lo mejor, pero sí lo más esencial que posee. Desde este punto de vista, las certezas son mucho menos valiosas que las dudas, y las contradicciones representan más un estímulo que una dificultad”

Subraya el profesor Pozuelo Yvancos que con dicha serie ha logrado afrontar con éxito un reto: contar la guerra y la posguerra en la forma como esa tragedia ha penetrado en vidas familiares, sobre todo de los perdedores de ella. Al elegir transformar el hecho épico, la Guerra Civil en una tragedia en forma narrativa sobre las vidas de dos partes de una misma familia, con los mismos bisabuelos, Almudena Grandes ha sabido dar a la trama de la guerra civil el sesgo que mejor le ha convenido a la suerte de su venero narrativo: dramatizarse en las vidas particulares de las familias y de unos personajes que parecen (son originariamente) personas”.

Según se nos dice en el artículo que publica Turia, dos serían las claves de la fértil y prolongada alianza de Almudena Grandes con sus lectores: ”un fondo de autenticidad en que la narradora se sitúa, con sus protagonistas, al nivel de ellos y el decidido empeño a que aquello que cuenta, el mundo de sus novelas fuera representativo de muchos, es decir de la sociedad de su tiempo, recuperando el denostado (entonces lo era) realismo narrativo que había tenido en maestros como Galdós su tradición más cierta”.

La presencia viva de José Saramago

José Saramago / Fotografía Ángel L. Fernández.

En el clarificador artículo que Turia dedica a glosar la trayectoria vital y artística de José Saramago con motivo de cumplirse este año el centenario de su nacimiento, Perfecto E. Cuadrado celebra “su presencia viva entre nosotros a través de sus obras y de los recuerdos de quienes tuvimos el privilegio de conocerlo personalmente, porque, como dice el dicho portugués, vivir es ser recordado”.

Gran amigo de Saramago, el profesor Cuadrado confiesa que primero conoció la obra y luego al autor. Y que el libro de Saramago que le fascinó fue “Memorial del convento”, “una novela que consolidaba definitivamente una manera personal de formular y estructurar literariamente la mirada del autor sobre la realidad Un ejemplo claro de una gran literatura que llevaría con los años a Saramago a reunir los méritos creativos necesarios para obtener el galardón más universal, el Premio Nobel.

Argumenta Perfecto E. Cuadrado en Turia que los motivos por los que siempre se sintió tan próximo a Saramago fueron “unos mismos orígenes en un tiempo y un mundo paralelos y cercanos también, un espacio vital sin ventanas o casi (y una consiguiente necesidad de encontrar o inventar exteriores de luz, de abrir puertas al campo), una tendencia a viajar a esa infancia desde las fronteras del sueño, la memoria y la palabra que nos la fueron adornando a lo largo de la vida con los ropajes del paraíso perdido”.

“De ahí mi sorpresa y mi alegría cuando, desde la obra, tuve la enorme fortuna de poder aproximarme al hombre y compartir con él (casi siempre en compañía de Pilar del Río), algunos momentos –en Amherst, en Lisboa, en Toledo, en Menorca, en Mallorca- que me permitieron dibujarlo íntimamente con los rasgos que ahora mismo se me imponen sobre el fondo inmediato de su imponente presencia física: una curiosidad sin límites –iba a decir infantil- traducida en preguntas que generaban más preguntas, una vitalidad y un dinamismo orientados en todas direcciones y movidos por la fuerza de esa misma curiosidad insaciable, una generosidad sin ostentación de la que personalmente puedo dar buena fe, una sonrisa que mantenía a raya el afecto a fuerza de ironía y de humor (lo segundo, llegó a negármelo en público, sin convencerme), una preocupación constante y preferente por los problemas sociales, políticos y económicos y por sus efectos sobre los “humillados y ofendidos”, que desembocaba en reflexión personal en voz alta para inmediatamente derivar en diálogo y polémica”.

Laura Fernández, reivindicación de una escritora inclasificable

La escritora y periodista española Laura Fernández (Terrassa, 1981) se ha convertido en uno de los fenómenos más sugestivos y revitalizantes de nuestra literatura. Tiene un universo propio que no permite la indiferencia y, además, sus libros publicados hasta ahora dejan huella no sólo en la crítica sino en un número cada vez mayor de lectores. El escritor, profesor e historiador Andreu Navarra, que conoce muy bien a esta autora inclasificable, escribe un entusiasta artículo en el nuevo número de Turia bajo el título “Todos somos Wendolin Kramer. Sobre la trayectoria narrativa de Laura Fernández”.

Andreu Navarra lo tiene claro: “en una sociedad que intenta colarnos una y otra vez el mismo libro clónico moralizante y victimista pero con distintos títulos y color (a veces ni eso) Laura Fernández brilla con luz propia porque sus novelas no se doblegan ante las modas”. En Turia participamos de ese mismo criterio y por eso le hemos dedicado un artículo que nos descubre por qué hay que leer a esta escritora capaz de trasladarnos a una experiencia intergaláctica con toda naturalidad. Hasta el momento, sus seis novelas son auténticas y valiosas alegorías del absurdo humano. Y resultan tan inimitables como indefinibles. Anoten sus títulos: “Bienvenidos a Welcome” (Elipsis, 2008, reeditada por Random House en 2019), “El show de Grossman” (Aristas Martínez, 2013), “Wendolin Kramer” (Seix Barral, 2011), “La chica zombie” (Seix Barral, 2013), “Connerland” (Random House, 2017) y “La señora Potter no es exactamente Santa Claus” (Random House, 2021).

Su costumbrismo friki, tan deudor de Stephen King como de la serie “Dinosaurios” no se parece en nada a lo que se esté escribiendo en estos momentos en España. Y es que sus “historias de extraterrestres o superheroínas, de escritoras extrañas, adolescentes autodestructivas, periodistillas fracasados, agentes inmobiliarios fetichistas u oficinistas neuróticas, no las encontramos en ningún otro autor literario que conozcamos”.

Las seis novelas publicadas hasta ahora por Laura Fernández desafían, según Andreu Navarra, cualquier control ideológico y “se alzan sobre cualquier asechanza neovictoriana, atacando la beatería y aplastándola con sonoras carcajadas. Nuestras escritoras pueden, quieren, deben y sin duda escriben sobre lo que les sale del magín, sin aceptar ninguna clasificación. El triunfo indiscutido de “La señora Potter no es exactamente Santa Claus“ tiene que ver con este asalto literario a la libertad creadora. La libertad de convertirse una misma en torrente y reírse de todo. La libertad de construir mundos aparte y desafiar el victimismo obligado, el postureo mediocre y la prosa fácil. El alarde técnico de Laura Fernández la sitúa en la vanguardia de las escritoras que resumen el momento, este momento de insubordinación literaria”.

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