
El comisario ha explicado los pormenores de la muestra
La exposición «Atrapar la vida» supone una cuidada selección de la obra de Forcano que se centra en destacar el trabajo del que más orgulloso se siente el fotógrafo: los inicios que le permitieron dedicarse a la fotografía y el broche final a su trayectoria, con el desarrollo de la fotografía experimental. Un total de 98 fotografías expuestas, distribuidas en distintos ámbitos expositivos que narrarán gráficamente cómo era la España y Cataluña de los sesenta y setenta, además de sus obras fotográficas más destacadas de los ochenta y noventa, ya dentro de su nuevo desarrollo profesional.
Una muestra producida por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, que se inauguró el año pasado en la Real Academia Española de Bellas Artes de San Fernando en Madrid y que inicia en el Museo Provincial de Teruel su itinerancia por distintos rincones del país.
Se trata de la segunda ocasión en la que el Museo Provincial de Teruel organiza una muestra del citado autor. En el año 2013, el Ayuntamiento de Villarquemado decide dar el nombre de Eugeni Forcano a la sala de exposiciones de la Casa de Cultura, en reconocimiento a su trayectoria y a sus antepasados en el municipio, en la persona de su abuelo. La inauguración contó con la muestra fotográfica «La vida atrapada al vuelo», primera realizada al fotógrafo en la provincia de Teruel y desarrollada por el Museo.
Este viernes ha tenido lugar la presentación de la muestra «Atrapar la vida», que ha contado con la participación del comisario de la misma, Daniel Giralt-Miracle; del vicepresidente primero de la Diputación Provincial de Teruel, Joaquín Juste; y del director del Museo Provincial de Teruel, Jaime Vicente.
EUGENI FORCANO
Nace en Barcelona en 1926, aunque su familia es oriunda y vive en Canet de Mar, población en la que pasa su infancia y juventud y donde instala su primer laboratorio fotográfico. En 1949 ingresa en la Agrupació Fotogràfica de Catalunya, aunque hasta 1960 su dedicación a la fotografía es amateur.
Es precisamente este año cuando a raíz de ganar un concurso estival de fotografía que cada año el semanario Destino, decide abandonar su trabajo y dedicarse profesionalmente a la fotografía. Empieza haciendo reportajes en blanco y negro de cariz social en Barcelona, aunque pronto recorrió toda Catalunya en busca de crónicas que reflejasen la vida en pueblos y ciudades. Más tarde hizo incursiones en el mundo de la moda y la publicidad y por decisión propia finalizó su carrera profesional investigando con el color.
Su trabajo le ha hecho merecedor de numerosos premios, entre los que destacan el Premio Ciudad de Barcelona de fotografía (1963 y 1976), la Medalla de Oro al Mérito Artístico del Ayuntamiento de Barcelona (2009) , la Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Catalunya y el Premio Nacional de Fotografía 2012, que otorgó el Ministerio de Cultura, Educación y Deporte.