EL MUSEO DE TERUEL MUESTRA LA EXPOSICIÓN “HUMAN CARTOGRAPHY” DE JUAN ZURITA

EL MUSEO DE TERUEL MUESTRA LA EXPOSICIÓN “HUMAN CARTOGRAPHY” DE JUAN ZURITA

El Museo de Teruel alberga la exposición «Human cartography» de Juan Zurita. Se trata de una interesante muestra que recoge un conjunto de obras de gran formato realizadas entre 2007 y 2010. Juan Zurita, que obtuvo en 2007 la V Beca Diputación de Teruel para formación de artistas turolenses, cuenta ya con una estimable trayectoria dentro de los nuevos nombres de la plástica española contemporánea.
«Human cartography» la integran 25 óleos y tres vídeos que permiten contemplar el proceso de realización del trabajo artístico de Juan Zurita. Una original aventura estética que tiene como fuente de inspiración las noches de las grandes ciudades. Paseantes anónimos, escaparates, letreros, neones y un amplio repertorio de espacios y personajes de la luminosa nocturnidad urbana constituyen su objeto de atención preferente y estimulan su valiosa creatividad. A todos ellos retrata el pintor turolense, a través de una técnica impactante e inconfundible: siempre lleva a cabo su obra plástica a partir de la captura y reelaboración de las imágenes obtenidas de dichos entornos urbanos a través de grabaciones videográficas. «Human cartography» ratifica, sin duda, la actual proyección y prestigio creciente de Juan Zurita. Una impactante labor que, además de estar acreditada por varias exposiciones individuales y colectivas de relieve, cuenta hasta ahora con distintos premios y becas recibidos.
La exposición «Human cartography» de Juan Zurita, que ha sido coproducida por la Diputación de Teruel y el Ayuntamiento de Zaragoza, podrá ser contemplada desde hoy y hasta el 6 de marzo en el Museo de Teruel. A continuación podrá verse en el Torreón Fortea de Zaragoza, del 17 de marzo al 1 de mayo. Por último, la itinerancia llegará a la sala de exposiciones del Ayuntamiento Alcañiz del 3 al 19 de junio de 2011.
Nacido en la localidad turolense de Aguaviva, en 1965, Juan Zurita ha cursado estudios en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios de Zaragoza y Barcelona. También en la Escola Massana de Barcelona se graduó en Artes Plásticas y Diseño y es Graduado Universitario en Arte y Diseño por la Universidad Autónoma de Barcelona (2003).
En 2001 realizó su primera exposición individual en la Sala Torre Nueva de Zaragoza. Desde entonces ha realizado otras siete exposiciones individuales y ha participado en numerosas muestras colectivas en diversas ciudades y localidades de la geografía española (Barcelona, Zaragoza, Valencia, Madrid, Huesca, Castellón, etc.). Según el propio artista, su trabajo creativo «se desarrolla a partir de unos referentes fotográficos o en su caso fotogramas de vídeo retocados digitalmente con una representación pictórica bastante directa. Todo ello provoca una ambigüedad creada por la combinación de la sensación de realidad que ofrece la fotografía y lo subjetivo e imaginario de la pintura».
En 2007, Juan Zurita obtuvo la quinta Beca Diputación de Teruel para formación de artistas turolenses. Una iniciativa de mecenazgo cultural creada por DPT con el objetivo de que los artistas nacidos o residentes en cualquier localidad de la provincia pudieran mejorar su formación mediante viajes, estancias o una dedicación más completa a la creación plástica. Su dotación económica es de 7.000 euros y tiene una duración de dos años. La calidad de jurado que la otorga (el mismo que concede las Becas Endesa y que está presidido por Tomás Llorens, comisario de exposiciones y antiguo conservador jefe de las colecciones del Museo Thyssen Bornemisza) brinda a esta beca el necesario prestigio y una absoluta confianza en el criterio de selección. Fruto también de dicha beca es esta exposición individual, «Human cartography», que ahora se presenta.
UNA PINTURA QUE RETRATA LA FASCINANTE ATMOSFERA DE LA GRAN CIUDAD
El escritor y crítico de arte Juan Manuel Bonet, antiguo director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y miembro también del jurado de las Becas Endesa, escribe en el catálogo que documenta la exposición que «pese a vivir nuevamente en su tierra (???) Juan Zurita sigue atrapado por las noches de la gran ciudad, por las luces de la metrópolis, que sigue siendo su única fuente de inspiración». Juan Zurita es descrito, así, como un pintor muy de hoy, «muy de su generación, a la vez que renueva una tradición iniciada por el Baudelaire «flâneur» y proseguida por los modernos de antaño».
Para Bonet, la de Juan Zurita es una pintura muy pintada, «y a la vez pintura que se fundamenta en un diálogo sostenido con la imagen videográfica. El pintor utiliza la cámara (???) para registrar su deriva, su errancia urbana. (???) Luego, meticulosamente, Juan Zurita «va tratando ese material de partida, va apropiándoselo, va enfriándolo -casi podríamos decir: congelándolo-, va convirtiendo poco a poco en pintura, y ahí interviene un proceso manual, de elaboración distanciada, pausada, morosa, de un discurso plástico autónomo.
Por último, subraya Juan Manuel Bonet, que «es interesante reseñar que estos últimos tiempos, Juan Zurita va hacia territorios más abstractos y esenciales, más sintéticos, de mayor economía de medios, con menos detalles con zonas más amplias de un mismo color». Una sugerente evolución plástica que le acercaría al trabajo creativo de grandes artistas de nuestro tiempo como las fotografías pintadas del alemán Gerhard Richter o a las coloridas geometrías abstractas del norteamericano Jeremy Blake.
Rafael Ordóñez Fernández, comisario de exposiciones y jefe del Servicio de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, escribe en el catálogo de «Human cartography» que la pintura de Juan Zurita lo sitúa como un indiscutible retratista de su tiempo. Además anota que resulta completamente lógico que para captar la vida de las grandes urbes «recurra al artificio, tan directo como nada complaciente, de utilizar imágenes abstraídas mecánicamente de las frías e insaciables entrañas -voraces cuanto displicentes- de ese tiempo real que fluye sin descanso en los ojos, las calles, los centros comerciales, las estaciones y los aeropuertos, los garitos oscuros y las cafeterías, los templos del placer y del entretenimiento, la plaga de neones, músicas y mensajes que mitigan u ocultan el discurrir acerbo de la más multitudinaria soledad que imaginarse pueda, compartida, eso sí, con todo el universo conocido a través de infinitas pantallas digitales que muestran impertérritas la presencia fluyente de seres con historias, emociones y sueños que ignoraremos siempre y que con el transcurso fatal de las imágenes se diluyen y afilan, se adelgazan, se tornan perfiles quebradizos impregnados a veces de una luz refulgente que apenas permanece el tiempo imprescindible para garantizar el más perfecto olvido»
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