EL MUSEO DE TERUEL EXPONE LA COLECCIÓN JULIO ÁLVAREZ SOTOS DE FOTOGRAFÍA

EL MUSEO DE TERUEL EXPONE LA COLECCIÓN JULIO ÁLVAREZ SOTOS DE FOTOGRAFÍA

El Museo de Teruel expone la muestra «Una fotografía, una historia. Colección Julio Alvarez Sotos». Más de 60 imágenes cuidadosamente seleccionadas permiten al espectador conocer la obra de los mejores fotógrafos del siglo XX. La exposición es fruto de la pasión con la que vive la fotografía su promotor, todo un referente como galerista, coleccionista, profesor, artista y divulgador dentro del panorama fotográfico aragonés y español. Se trata, sin duda, de la muestra más importante que presenta el Festival Internacional de Fotografía «Teruel Punto Photo 2011» y se ha organizado en colaboración con la Sociedad Fotográfica Turolense. El diputado delegado del Museo, Julio Esteban y la diputada delegada de Ayudas Culturales y Deportivas, Emma Buj, participaron en el acto de inauguración.
Por otra parte, también pueden visitarse otras dos interesantes exposiciones de fotografía programadas por el citado festival en espacios del Museo de Teruel. Así, la Logia acoge la muestra fotográfica titulada «Historia de una mirada», de Chema Sánchez. Por otra parte, el Torreón de Ambeles alberga la exposición «Una historia verdadera», de David Trullo.
LA BELLEZA DE LAS IMAGENES CAPTADAS POR LOS MEJORES FOTOGRAFOS
La exposición «Una fotografía, una historia. Colección Julio Alvarez Sotos» testimonia la pasión por retener la belleza de las imágenes captadas y ofrecer a quienes las miran todo el caudal de pequeñas o grandes historias que, a través de ellas, nos brindan los mejores fotógrafos.La colección de Julio Alvarez Sotos está especializada en el arte de la luz y nace del convencimiento de que la fotografía es una de las principales disciplinas artísticas del siglo XX y del siglo XXI. Todo empezó, según su propietario, como «una apuesta personal hacia el coleccionismo de la obra de arte y como incentivo para la creatividad de los artistas, así como para nutrir el patrimonio cultural. Mis preferencias personales como galerista determinan el carácter de los fondos que componen una colección cuyos inicios se sitúan en 1976, un año antes de la apertura de mi galería y que continúa hasta nuestros días.
Si de algo vale la experiencia acumulada en casi 35 años de trabajar por y para la fotografía, de luchar contra viento y marea para colocar esta manifestación artística en el lugar que se merece, es precisamente seguir exponiendo, transmitiendo y divulgando este lenguaje de creación. Como galerista, coleccionista y promotor de múltiples proyectos dirigidos a difundir la fotografía en España, me mueve la pasión por la historia contada en imágenes. Pertinaz obsesión que me ha permitido transitar por caminos gozosos y fértiles que sólo se pueden recorrer desde el convencimiento y el compromiso».
UNA BUENA SINTESIS DE MODOS DE SER Y ESTAR EN EL MUNDO
El conjunto de obras que configuran esta selección es una buena síntesis de búsquedas, intenciones, sensibilidades, de modos de ser y estar en el mundo, de respuestas y de sueños que descubrimos en cada una de las imágenes de estos fotógrafos. Se reúnen aquí artistas pertenecientes a tiempos, paisajes y concepciones distintas, pero que tienen en común el legado de una obra de arte que amplía el conocimiento del cuanto nos rodea.
La colección fotográfica de Julio Alvarez Sotos cubre un amplio abanico de posibilidades estéticas, que van desde los años veinte del pasado siglo (Edward Weston, Man Ray, André Kertész, Walker Evans), hasta imágenes plasmadas por los más representativos fotógrafos contemporáneos, tanto españoles: Javier Vallhonrat, Rafael Navarro, Chema Madoz, como extranjeros: Bernard Plossu, Graciela Iturbide, Jan Saudek, Eiko Hosoe, Ralph Gibson, John Coplans, Robert Mapplethorpe, Sandy Skoglund. No faltan fotógrafos que destacaron en los años cincuenta del siglo XX como Nicolás Muller, Louis Stettner, Jean Dieuzaide. En la nómina de ilustres nombres propios de la fotografía que contiene la colección hay que incluir también a numerosos clásicos como Aaron Siskind, Ernest J. Bellocq, Diane Arbus y Richard Avedon. En suma, toda una privilegiada y excelente muestra colectiva que reúne a los principales protagonistas de la historia de la fotografía nacional e internacional.
La exposición «Una fotografía, una historia. Colección Julio Alvarez Sotos» permanecerá en el Museo de Teruel hasta el próximo 4 de septiembre.
HISTORIA DE UNA MIRADA
En la Logia del propio Museo de Teruel tiene cabida otra exposición programada dentro del Festival Internacional de Fotografía Teruel Punto Photo: «Historia de una mirada», de Chema Sánchez. Una sugerente colección de imágenes en las que Chema Sánchez nos propone la tesis de que, en la fotografía, la mirada es tan importante como el instante. Dos circunstancias que se unen de manera muy singular en esta exposición. Se trata, en definitiva, de ofrecernos imágenes que testimonian cómo mirar sin ser visto, cómo captar una mirada entre un árbol y una señal, cómo detener esos cruces de miradas, esos reflejos en el vagón del tren, esos momentos de lectura, etc.. Instantes todos ellos en los que miras al que mira, en los que nadie mira lo que tú ves.
A través de las fotografías de Chema Sánchez, se nos ofrecen miradas directas, escondidas, indirectas, indiscretas. Se trata, en definitiva, de que el espectador observe desde una privilegiada posición no sólo el mundo que Chema retrata en sus fotografías, también nos adentramos en el mundo interior de las personas fotografiadas.
UNA HISTORIA VERDADERA
Un total de 21 fotografías integran la exposición «Una historia verdadera», de David Trullo, que se exhibe en el Torreón de Ambeles. Este trabajo de investigación artística parte del concepto de que la fotografía fue utilizada durante los siglos XIX y XX como un documento con valor jurídico e histórico. Con frecuencia, lo fotografiado adquiría el estatus de ‘verdad’, lo fijado en el negativo aparecía como ‘real’, aunque ahora sabemos que esa realidad siempre fue ‘manipulada’ en función de determinados intereses.
De este modo, la fotografía se usó también desde sus comienzos para simular esa verdad y dotar de realidad a todo aquello que no lo fue, bien mediante el posado o la manipulación de la imagen. Y, de la misma forma, aquello que no era fotografiado no existía, por no ser probado. Según David Trullo, muchas historias no fueron documentadas fotográficamente por razones sociales, religiosas, legales, políticas o económicas. A partir de esa tesis, el proyecto expositivo «Una historia verdadera» pretende ser una de ellas. De ahí que esta colección de fotografías se constituya en un trabajo creativo que pretende utilizar esos mismos instrumentos de manipulación para construir una serie de imágenes ‘reales’ que nunca ocurrieron, pero que sí ‘existieron’. Revisitar la historia a través del no-documento. Un viaje en el tiempo, para reconstruir el pasado haciéndolo ‘verdadero’ a través de la mentira. Mentir y manipular para hacer más real un pasado lleno, en opinión de David Trullo, de mentiras y manipulaciones, pero ambas en sentidos contrapuestos
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