EL MUSEO DE TERUEL AUMENTÓ SUS VISITANTES DURANTE EL PASADO VERANO

EL MUSEO DE TERUEL AUMENTÓ SUS VISITANTES DURANTE EL PASADO VERANO

Un total de 12.674 visitantes avalan la buena acogida que ha obtenido el Museo de Teruel durante los pasados meses de julio, agosto y septiembre de 2008. La cifra, que supone un incremento de casi 1.572 visitantes respecto al año anterior, ratifica la aceptación de la oferta expositiva del citado centro museístico entre quienes viajan a Teruel y entre los propios habitantes de la ciudad y la provincia. También las muestras temporales organizadas durante el verano («Centelles. Las vidas de un fotógrafo, 1909-1985»; «Pacific», de Diego Hernández; «Cerco’08» y «David Cantarero») han concitado un notable interés por parte del público y ratifican la apuesta del Museo de Teruel por mantener una atención preferente al arte contemporáneo. Por último, la exposición estival que tradicionalmente organiza el Museo de Teruel en el extraordinario marco del Castillo de Valderrobres se suma igualmente al buen balance general: «Christian Sorg en el Bajo Aragón, 1992-2008» obtuvo 5.408 visitantes.
Si nos atenemos a las cifras, cabría subrayar que la exposición temporal con mayor público fue «Cerco’08», con más de 9.000 visitantes y que, un año más, ha permitido comprobar la riqueza creativa de la cerámica actual. La exposición reunió las obras galardonadas y seleccionadas para el Premio Internacional de Cerámica Contemporánea «Cerco» y, en su ocho ediciones, ha conseguido que Aragón sea un referente internacional en esta materia. Entre las 29 obras que permanecieron expuestas en el Museo de Teruel, del 31 de julio al 21 de septiembre, hay que subrayar la presencia del ceramista turolense Mariano Calvé, creador de dilatada trayectoria y autor de una obra elaborada desde criterios escultóricos.
Respecto a la colección permanente que exhibe el Museo de Teruel, recordamos que está integrada por valiosos materiales de arqueología, etnografía, paleontología y arte vinculados a la provincia de Teruel. Integrado en el Sistema Español de Museos del Ministerio de Cultura y en el Sistema de Museos de Aragón, el Museo de Teruel es una institución cultural de la Diputación de Teruel. Su actual sede se encuentra, desde 1987, en la Casa de la Comunidad, uno de los edificios civiles más emblemáticos de la ciudad de Teruel. Construido en 1542, fue adquirido por la Diputación de Teruel y restaurado y acondicionado para acoger los servicios museísticos actuales.
Actualmente la Diputación de Teruel trabaja en la ampliación de dichos espacios culturales mediante la puesta en marcha un ambicioso proyecto encargado al arquitecto Luis Martínez Santa-María y que supondrá una apuesta por un proyecto de calidad que resolverá el programa de necesidades y la ampliación del Museo de Teruel, tanto en lo referente a la casa del Marqués de Tosos como en los solares adyacentes de las calles de San Miguel, Ayora y Bombardera de Teruel, propiedad todos ellos de la institución provincial. Una vez llevada a cabo la obra se conseguirá, por tanto, no sólo una importante mejora de la actual infraestructura cultural turolense sino que ésta resulte emblemática para el patrimonio arquitectónico de la ciudad. No en vano, este nuevo equipamiento museístico permitirá disponer de un amplio y céntrico espacio urbano para usos culturales, turísticos y de ocio, lo que incidirá sin duda de manera muy positiva en el futuro de Teruel.
LA VISITA AL MUSEO, UNA EXPERIENCIA LLENA DE ATRACTIVOS
Una visita completa al Museo de Teruel tiene una duración mínima de 1hora y 30 minutos. Existen visitantes que inician un recorrido pausado sólo hasta la 2ª planta y luego aceleran el recorrido en las plantas restantes o abandonan el Museo. Otro de los puntos de gran atractivo entre los visitantes del Museo es la visita a la logia y la espléndida vista de la ciudad que puede contemplarse desde esa parte del edificio.
Aunque el Museo de Teruel no realiza encuestas individualizadas a sus visitantes, sí dispone de información a través de los grupos de personas que acuden de manera organizada y colectiva a recorrer sus instalaciones. En función de esas estimaciones puede indicarse que la procedencia mayoritaria de quienes visitan en verano el Museo de Teruel son ciudadanos de la Comunidad Valenciana. A cierta distancia se encontrarían aquellas personas procedentes de Cataluña y otros lugares de Aragón, fundamentalmente Zaragoza. Además de habitantes de la propia provincia de Teruel, también visitan el Museo personas procedentes de Madrid y de las provincias limítrofes de Cuenca y Guadalajara.
En lo que se refiere a los visitantes de otros países, los más numerosos en recorrer el Museo de Teruel durante el verano de 2008 han sido los franceses y, a continuación, los alemanes.
A nivel de grupos colectivos, durante el verano los que más se acercan al Museo de Teruel son los jóvenes que participan en colonias de verano en Teruel, así como grupos de la Tercera Edad y Amas de Casa, viajes organizados y Asociaciones de diverso tipo. Otro fenómeno que se detecta que es, en muchas ocasiones, son los propios turolenses los que ejercen de anfitriones y se acercan al Museo en verano con aquellos familiares y amigos que visitan Teruel.
DISTRIBUCION DE LOS VISITANTES
El total de visitantes al Museo de Teruel durante los meses de julio, agosto y septiembre fue de 12.674 personas. De ellos, 3.196 fueron en julio, 5.729 en agosto y 3.749 en septiembre. El día 15 de agosto de 2008 fue el que mayor número de visitantes registró el Museo de Teruel, con 355 personas. Se ha observado que el mayor número de visitas se obtiene los fines de semana, preferentemente viernes y sábados.
LO QUE MAS GUSTA DEL MUSEO
De las colecciones permanentes del Museo de Teruel, la que más aceptación encuentra entre los visitantes es la colección etnográfica. En ella encuentran información y materiales relativos a las comunidades que, a lo largo del siglo XIX y primera mitad del siglo XX desarrollaron su vida en el territorio turolense en estrecho contacto y dependencia con el medio natural. Las antiguas caballerizas de la Casa se la Comunidad han transformado su uso original y se han convertido en cocinas, dormitorios, expositores de indumentaria y de adornos tradicionales, en salas que contienen los utensilios domésticos, las herramientas artesanales, los aperos de labranza, las muestras de la creatividad de pastores, tejedores, herreros, ebanistas, y de otros tantos oficios y actividades básicas en el desarrollo de las sociedades rurales. Un recorrido evocador, cercano, fácil de comprender por las generaciones que ya no han conocido esta cultura, y generador de nostalgias y recuerdos por parte de otras que han presenciado su desaparición, su sustitución por otras formas de vida de un modo tan extraordinariamente rápido que, junto a la citada nostalgia, provoca una inmediata identificación cultural, una sensación de sentirse representados, de formar parte de una común que trasciende los límites cronológicos y también, en muchas ocasiones, los puramente geográficos.
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