
El amplio y sugestivo monográfico que TURIA dedica a Ana María Navales (Zaragoza, 1939-2009) constituye, sin duda, el contenido principal de este número. Un total de trece autores, entre los que figuran los principales estudiosos de su obra, nos descubren las claves de una de nuestras más singulares autoras contemporáneas. Considerada por muchos como la «Virginia Woolf española», Ana María Navales ha sido descrita como un ejemplo de mujer y de escritora libre, lúcida y pasional. Ahora, cuando están próximos a cumplirse cinco años de su muerte, la revista a la que estuvo tan vinculada le brinda un merecido homenaje y reivindica su lectura.
El sumario que brinda TURIA en esta entrega resulta espectacular. Entre los escritores que participan, cabe citar a premios Cervantes como Antonio Gamoneda, o ilustres premiados con el Príncipe de Asturias como el italiano Claudio Magris; académicos como Luis Mateo Díez, José María Merino y Soledad Puértolas, o editores de prestigio como Jorge Herralde («Homenaje a Bolaño en Chile») o Jacobo Siruela («El sueño electrónico»).
Destacados nombres propios de la narrativa contemporánea como Antonio Tabucchi, Ignacio Martínez de Pisón o Javier Tomeo (de quien se anticipa un capítulo de su libro póstumo «El hombre bicolor»), o poetas como Joan Margarit, Luis Alberto de Cuenca, Clara Janés, Vicente Molina Foix, Luis Antonio de Villena, Andrés Trapiello, Luis García Montero, César Antonio Molina, Angel Guinda, Francisco Ferrer Lerín o el portugués Nuno Júdice, también se suman con trabajos inéditos a esta celebración de los 30 años de TURIA.
El nuevo número de TURIA publica asimismo dos extraordinarias entrevistas a fondo y en exclusiva con el escritor norteamericano Paul Auster y con el filósofo español Fernando Savater. Ambos son dos nombres propios indiscutibles de nuestra cultura contemporánea, dos autores cuya obra sigue fascinando a sucesivas generaciones de lectores. De ahí que sus declaraciones constituyan todo un revelador autorretrato y, sobre todo, brinden una mirada inteligente y oportuna acerca del mundo que nos rodea. Una perspectiva que merece la pena ser muy tenida en cuenta en estos tiempos convulsos.
Auster y Savater hablan en TURIA sincera y libremente de un amplio repertorio de temas. Y lo hacen con la convicción y sabiduría de quienes atesoran un notable prestigio y un significativo bagaje vital. Por eso, ambos nos enriquecen con sus observaciones acerca de asuntos que van más allá del análisis de la propia obra, de su aventura anímica o intelectual. Así, además de conocer sus respectivos referentes, sus señas de identidad o sus lecturas, averiguaremos lo que piensan sobre el papel del escritor o la visión de la infancia. No faltan reflexiones sobre la vejez, la situación de las democracias, el terrorismo o la defensa de una educación laica.
Además de esa atención especial a Ana María Navales y los autores y textos ya citados, las páginas de TURIA contienen la sección habitual dedicada a estudios literarios, como el que Ramón Acín publica sobre la obra de Javier Tomeo o el de Juan Villoro sobre Sergio Pitol. No falta tampoco el apartado de ensayo, con un muy recomendable artículo de Valentí Puig titulado «Atributos de Europa» o las secciones «La isla», las destinadas a temas aragoneses (con artículos sobre el profesor Eloy Fernández Clemente y sobre el pintor Gonzalo Tena) y, cerrando el sumario, la siempre bien nutrida, cuidada y plural sección de crítica de libros.
La portada y las ilustraciones interiores de esta entrega de TURIA corresponden al pintor Gonzalo Tena, que es el artista contemporáneo más relevante de cuantos han nacido en Teruel.
ANA MARIA NAVALES: MAS ALLA DE LA ESCRITURA CONVENCIONAL
El atractivo dossier de 115 páginas que TURIA dedica a Ana María Navales constituye, sin duda, toda una invitación a la lectura de una autora que fue, durante años, codirectora de la revista que ahora le rinde homenaje. Para Jesús Ferrer Solá, filólogo y profesor de la Universidad de Barcelona, que firma el artículo introductorio del monográfico dedicado a la autora aragonesa, Ana María Navales «cultivó con parecida destreza la poesía, la narrativa breve o el ensayo». Sin duda, «quien fuera una sobresaliente activista cultural y hábil dinamizadora de la gestión intelectual» dispone desde ahora de un valioso conjunto de textos que analizan sus diferentes facetas. Y es que, junto al estudio de su producción creativa, no falta el análisis del lado humano de la escritora, construido con evocaciones y testimonios de quienes mejor la conocieron. Una cuidada biocronología completa el nuevo y oportuno monográfico de TURIA.
Además de Ferrer Solá, escriben sobre la autora zaragozana: José-Carlos Mainer («Ana María Navales: espejos de la novela»), Manuel Rico («La travesía poética de Ana María Navales»), Isabel Carabantes («La forja de una escritora rebelde»), Julio José Ordovás («Libre, lúcida y peligrosamente»), Raúl Carlos Maícas («Turia, una aventura compartida»), Juan Domínguez Lasierra («Cartas para Ana María»), Marta Agudo («Palabras de Ana María Navales»), Rosendo Tello («Travesía en el viento»), José María Conget («De obsesiones y fantasmas»), Cándido Pérez Gállego («Virginia Woolf entre nosotros»), Eugenio García Fernández («Ana en el recuerdo») y Juan Antonio Tello («Biocronología»).
Ana María Navales, según Ordovás, fue «un pájaro exótico dentro de la literatura española, y la búsqueda de otros pájaros exóticos la llevó a otras literaturas. En Bloomsbury encontró su nido». Y es que «la gran aventura de la vida de Navales -concluye Ordovás- fue la literatura. Ni las ironías del destino ni la muerte podrían apagar, de eso estaba segura, la vida que depositó en sus libros. Ella aspiraba a quedar llena de vida en ellos, como Virginia Woolf, como Anaïs Nin, como Clarice Lispector, como todas las escritoras en las que se miró y se reconoció.
Quería que sus libros perduraran como testimonio de la libertad de su espíritu y no le importaba el precio que tuviera que pagar, o, mejor dicho, que le hicieran pagar, por ello».
ENTREVISTAS A PAUL AUSTER Y FERNANDO SAVATER
La revista TURIA, para festejar sus 30 años de trayectoria, ofrece en su número de noviembre dos extraordinarias entrevistas a fondo y en exclusiva con el escritor norteamericano Paul Auster y con el filósofo español Fernando Savater.
François Busnel conversa en TURIA con Paul Auster (Nueva Jersey, 1947) y lo hace con una complicidad que vence cualquier reparo o resistencia del interlocutor. Y es que, a sus 65 años, Paul Auster parece con más fuerza que nunca. Además, el autor de libros como «La invención de la soledad» o «La música del azar», es de esos escritores que aborrecen que la obra se quede limitada a la vida. El diálogo, que se publicó originalmente en francés en la revista «Lire», aparece ahora en la revista TURIA traducido por María Teresa Gallego.
La entrevista, que se inicia en torno a su reciente libro «Diario de invierno», nos permite descubrir cómo la escritura, en Paul Auster, está muy relacionada con la música y con el hecho de andar: «La música es eso, el ritmo del cuerpo. Cuando ando doy con ritmos que me ayudan a hacer frases y párrafos». Por eso, como autor de más de una veintena de libros, Auster reconoce llevar gastados un montón de pares de zapatos desde que empezó a escribir.
Preguntado por qué escribe, Auster dirá: «Los artistas son personas a quienes no les basta el mundo. Personas heridas. Si no ¿por qué íbamos a encerrarnos en una habitación para escribir? Intentamos sacarles partido a nuestras heridas para devolverle algo a ese mundo que tan maltrechos nos ha dejado».
Sobre el lugar que ocupa el cine en su vida, el guionista de «Smoke & Blue in the face», «Lulu on the Bridge» y «La vida interior de Martin Frost» reconoce el placer inmenso que supone hacer una película pero también el enorme trabajo que acarrea. Un trabajo, además, en equipo para alguien que es esencialmente solitario. No obstante, afirma: «soy un escritor a quien le gustan todas las formas de contar una historia, y el cine es una de esas formas. Las mejores películas son tan buenas y tan importantes como los grandes libros».
Fernando Savater se manifiesta, en la extensa e intensa conversación que ha mantenido con Emma Rodríguez y que publica la revista TURIA, muy elocuente y perspicaz. Reconoce a la periodista que haberse «convertido un poco en hombre anuncio de mí mismo no deja de resultar un tanto pesado» Y es que Savater (San Sebastián, 1947) ha sido muchas veces un personaje público controvertido y polémico. Aunque son muchos sus matices y perfiles, en Savater ha predominado siempre el profesor de filosofía y el escritor. Ahora, ya jubilado de la enseñanza, es tiempo de leer, de disfrutar de las carreras de caballos que tanto le han gustado siempre, de charlar con la gente y de tomarse la escritura con más calma. Entre risas, Savater considera que sus dos casas son como un museo y que «ahora que estoy jubilado he llegado a plantearme abrir sus puertas y vivir de cobrar entradas».
Savater se muestra concluyente: «a mí el pesimismo siempre me ha parecido algo tónico, vigorizante. Como soy muy vitalista, me deprimen las personas que están buscando siempre justificaciones para que el mundo esté bien. Hay que amar al mundo tal como es, con sus dolores, con sus frustraciones. El que le pone condiciones a la vida es que no la ama realmente».
Sobre las críticas y dudas que genera nuestro momento actual, Savater opina que «si nos asomamos a la Historia, en todas las épocas se ha tenido la sensación de que tan malo como entonces nunca ha sido el mundo».
Concluye la entrevista con un capítulo sobre la salud de nuestras democracias. Según él, no es un problema actual: «las democracias siempre han estado en peligro, desde Atenas». En esa materia, Fernando Savater aconseja a los ciudadanos insatisfechos que intervengan en política: «en una democracia políticos somos todos y tenemos que intervenir, buscar los cauces para hacerlo».
OTRA IDEA DE EUROPA ES POSIBLE
En un momento en que los fusibles de la Unión Europea saltan si la economía falla, la revista TURIA publica un valioso análisis del escritor y periodista Valentí Puig sobre el pasado, presente y futuro de Europa. Sus tesis son reveladoras y merecen una lectura atenta: «Los Estados Unidos de Europa son una vieja quimera que hoy está aparcada como una locomotora ya obsoleta. Quedan posos institucionalizados de un idealismo europeísta gradualmente transformado en cierta logomaquia. Incluso así, salvo proponerse abusar de una crisis para provecho antipolítico, la idea de Europa se sustenta en un hecho existencial e histórico cuyas raíces milenarias, más allá de las fronteras, son de una trascendencia más decisiva que las fluctuaciones de los mercados de deuda, los desfallecimientos del euro o la carencia de pensamiento geoestratégico».
«Con sus respectivas urgencias vitales – escribe Puig -, Europa y la Unión Europea son realidades que pueden ser coincidentes pero de naturaleza cualitativamente distintas. Europa es Historia y conciencia; la Unión Europea es un proceso «on the making». Y concluye: «Europa, y por efecto tangencial la Unión Europea, tiene sus ciclos y sus transcursos de identidad. A inicios de la segunda década de un nuevo siglo, para comprometerse en el empeño de los Estados Unidos de Europa ni la circunstancia es practicable ni puede menospreciarse lo logrado paso a paso, ya sea con vacas flacas o gordas, con o sin las asimetrías del euro, algo que es fruto de un realismo ético que es el mejor antídoto frente al infierno de las utopías».
30 A?’OS, MAS DE 1.000 AUTORES PUBLICADOS
TURIA es una publicación periódica que siempre se ha caracterizado por su capacidad de integrar lo local y lo universal, por su propósito de servir de puente intelectual entre Aragón y otros territorios, por reunir en sus entregas a nombres relevantes cultura internacional junto a nuevos valores de la literatura, la pintura, la historia, la filosofía u otras disciplinas humanísticas, por elaborar cuidados monográficos que han pasado a convertirse en publicaciones de referencia sobre sus protagonistas, o por incentivar investigaciones sobre aquellos autores menos conocidos.
Fundada y dirigida desde 1983 por el escritor y periodista turolense Raúl Carlos Maícas, TURIA ha conseguido convertirse en la revista cultural aragonesa de difusión nacional de más dilatada trayectoria. Por sus páginas han pasado más de mil autores de diversas procedencias estéticas e ideológicas, lo que da idea de la riqueza y pluralidad de sus contenidos.
La revista cultural TURIA es una publicación cuatrimestral, editada por el IET de la Diputación de Teruel, el Ayuntamiento de Teruel y el Gobierno de Aragón. Este número cuenta también con el patrocinio de la empresa Aragonesa de Servicios Públicos.